Ya en nuestra segunda generación, nos dedicamos al mundo de las alfombras, un mundo lleno de historias, artesanía y profundidad cultural. Lo que comenzó como una pasión por las alfombras tejidas a mano es hoy una empresa familiar consolidada que se ha dedicado durante décadas a la conservación y la transmisión del conocimiento. ​ Las alfombras son mucho más que simples revestimientos para el suelo: son una expresión de origen, estilo e identidad. Cada una cuenta su propia historia: tejida con técnicas tradicionales y marcada por el simbolismo regional. El amor por el detalle, el conocimiento de los materiales, los colores y los diseños, así como el sentido de la calidad, se han cultivado, transmitido y perfeccionado a lo largo de muchos años. No solo nos centramos en las alfombras en sí, sino también en el conocimiento de sus orígenes, los artísticos procesos de fabricación y su significado a lo largo del tiempo. Como empresa familiar, para nosotros es natural pensar a largo plazo, no solo en lo que respecta a nuestras alfombras, sino también a las relaciones que cultivamos: con nuestros clientes, con nuestros empleados, con nuestros socios comerciales y, por último, pero no por ello menos importante, con los fabricantes con los que llevamos muchos años colaborando en un clima de confianza. Lo que permanece es nuestra convicción: una buena alfombra no es solo una adquisición, es una compañera que da carácter a las habitaciones, guarda recuerdos y perdura durante generaciones.